Cuando pensamos en máscaras, es probable que nos vengan a la mente personajes icónicos como Batman, El Zorro o Los Vengadores de Alan Moore. Pero lo cierto es que las máscaras han existido desde tiempos inmemoriales, siendo un elemento importante en diversas culturas y en celebraciones que van desde ceremonias religiosas hasta festivales de carnaval y teatro.

En este artículo, reflexionaremos sobre cómo la máscara no solo puede proveer un aire de misterio y anonimato sino también cómo puede dotar de poder a quien la lleva.

## Poder

El uso de máscaras en rituales y actos sagrados tiene una larga historia. En algunas culturas, se cree que al ponerse una máscara, el portador adquiere poderes sobrenaturales o entra en contacto con algún ser divino o con la naturaleza misma. Es por eso por lo que las máscaras son usadas principalmente por chamanes o sacerdotes de diversas comunidades. Al cubrir el rostro con una representación simbólica de un dios o espíritu protector, el oficiante a menudo se convierte en una manifestación del ente representado. De esta forma, se otorga poder al portador de la máscara.

Un buen ejemplo serían los antiguos griegos que veían en las máscaras del teatro una forma de destacar y ensalzar a aquellos actores que pasaban a representar dioses u otros personajes simbólicos en sus tragedias y comedias. Incluso los espectadores llegaban a sentir temor reverencial al presenciar la escena, atribuyendo entidad divina al actor detrás de su rostro ficticio.

## Anonimato

El segundo atributo prominente de las máscaras es el anonimato. Cuando nos ponemos una máscara, nuestro verdadero yo desaparece detrás de ella. No podemos ver a simple vista quién es el portador realmente, lo cual agrega un elemento de misterio. Este desconocimiento permite a la persona comportarse con mayor libertad y audacia ya que sus acciones son difíciles de asociar directamente con ella.

Pensemos por ejemplo en los protagonistas de películas como “V de Vendetta” o la serie “La Casa de Papel”, donde los personajes hacen uso de máscaras para mantener su identidad oculta mientras llevan a cabo acciones consideradas transgresoras o ilegales.

## Autoexpresión

Además del poder y del anonimato, las máscaras ofrecen un abanico creativo fascinante al permitirnos expresarnos más allá de lo convencionalmente permitido.

Podríamos decir sin temor a equivocarnos que uno mismo puede tener muchas caras diferentes según las circunstancias; unas veces somos corteses con nuestros allegados pero cerrados con extraños, lo cual podría valer también para nuestra propia expresión creativa.

El arte y el diseño pueden aprovecharse en este sentido para dejar volar nuestra imaginación sin límites donde podamos dejar atrás normas sociales tan arraigadas por unos momentos y transportarnos hacia sentimientos resultantes liberadores.

Las posibilidades que nos brinda el uso de máscaras son innumerables siempre y cuando sepamos aprovechar estos instrumentos tan románticos como lúdicos para nuestro propio disfrute (y responsabilidad). La interacción entre nuestras necesidades humanas primitivas de autoexpresión y los parámetros morales establecidos culturalmente marcan el resto eterno de la creatividad individual respecto al colectivo social.

Porque como bien podemos ver con numerosos ejemplos presentes tanto histórica como artísticamente hablando: la magia tras ese telón desea siempre abrirse en dos para mostrarnos qué hay detrás…